Nacido en Augusta, Georgia, Bernanke se crio en un rancho en el East Jefferson Street, en Dillon, Carolina del Sur. Su padre Philip fue farmacéutico y director de teatro de medio tiempo, y su madre Edna fue maestra de escuela. Ben Shalom es el mayor de tres hijos. Su hermano menor, Set, es abogado en Charlotte, Carolina del Norte, y su hermana Sharon es una antigua administradora del Berklee College of Music en Boston.
Los Bernanke fueron una de las pocas familias judías en la zona, asistiendo a la sinagoga local, Ohav Shalom; cuando niño, Bernanke aprendió el idioma hebreo de su abuelo materno, Harold Friedman, que era jazán y profesor de hebreo. Su padre y su tío eran copropietarios y administradores de una droguería de su abuelo paterno, Jonas Bernanke. Jonas nació en Boryslav, Imperio austrohúngaro (hoy parte de Ucrania), el 23 de enero de 1891, y emigró a los Estados Unidos desde Przemyśl, Polonia (parte del Imperio austrohúngaro hasta 1919). Llegó a Ellis Island, a los 30 años, el 30 de junio de 1921, con su esposa Pauline, de 25 años. En el manifiesto del buque, la ocupación de Jonas aparece como "empleado" y la de Pauline como "médimédicos" Se mudaron a Dillon, Carolina del Sur, desde Nueva York en la década de 1940. La madre de Bernanke a menudo trabajaba también allí, después de haber renunciado a su trabajo como profesora de la escuela.
Sobre la oferta monetaria
El control de la oferta monetaria implica que el gobierno siempre puede evitar la deflación simplemente emitiendo más dinero. Dijo que «el gobierno de EE. UU. Tiene una tecnología, llamada imprenta (o hoy, su equivalente electrónico), que le permite producir tantos dólares estadounidenses como desee sin costo alguno».
Ben Bernanke se refirió a una declaración hecha por Milton Friedman sobre el uso de una «caída de dinero en helicóptero» en la economía para combatir la deflación.
Los críticos de Bernanke se han referido a él como «Helicóptero Ben» o su «imprenta de helicópteros».
En una nota al pie de su discurso, Bernanke señaló que «la gente sabe que la inflación erosiona el valor real de la deuda del gobierno y, por lo tanto, que al gobierno le interesa crear algo de inflación».
Por ejemplo, mientras Greenspan apoyaba públicamente el plan de reducción del déficit del presidente Clinton y los recortes de impuestos de Bush, Bernanke, cuando se le preguntó acerca de la política fiscal, dijo que no era asunto suyo, su mandato exclusivo era la política monetaria, y dijo que la política fiscal y la sociedad en general los temas relacionados eran para qué estaban los políticos y para qué fueron elegidos.
Pero Bernanke ha sido identificado por The Wall Street Journal y un colega cercano como un «libertario-republicano» en el molde de Alan Greenspan.
En 2005, Bernanke acuñó el término exceso de ahorro, la idea de que un nivel relativamente alto de ahorro mundial estaba manteniendo bajas las tasas de interés y financiando los déficits de cuenta corriente de los Estados Unidos. (Las razones alternativas incluyen una inversión mundial relativamente baja junto con un bajo ahorro en los EE. UU.)
Michael Eugene Porter, mejor conocido como Michael Porter (23 de mayo de 1947), economista, investigador y conferencista. Nació en Ann Arbor, Michigan, Estados Unidos. Debido a la profesión de su padre, Oficial de la Armada, estuvo en varias partes del mundo. La preparatoria la realizó en New Jersey. Era amante de los deportes, practicó golf, futbol americano, béisbol. Fue llamado para participar en el equipo de la NCAA. Pero su ingreso a la universidad obstaculizó dicho evento. Entró a la universidad de Princeton a estudiar Ingeniería Mecánica y Aeroespacial. De ahí, trabajó en la Armada de Estados Unidos, incentivado por su padre, alcanzando el rango de capitán.
Supo que este mundo no era al que quería pertenecer el resto de su vida. Por ello, en 1971 se retiró para iniciar un master en administración de empresas en la Universidad de Harvard y, luego, empezó un doctorado en economía empresarial en la misma universidad. En 1984 fue cofundador de una firma de consultoría en administración y estrategia que se llamó Monitor Group. Posteriormente, escribió su primer artículo, llamado, Cómo las fuerzas competitivas dan forma a la estrategia, fue publicada en Harvard Business Review. En este artículo expuso su Modelo de las Cinco Fuerzas, se ha convertido en una herramienta fundamental para cualquier estudiante de administración.
Al año siguiente, publicó Estrategia Competitiva, su primer libro, en este desarrolló el análisis sobre la matriz de estrategias genéricas, esta fue una herramienta muy utilizada pero igualmente cuestionada. Fue muy acogida esta estrategia en los países japoneses. Años después, Porter ingresó a la lista de best sellers con su libro Ventaja Competitiva, en este nuevo libro se enfocó en el desarrollo de la cadena de valor. Esta herramienta sirve para identificar las fuentes de la ventaja competitiva de las empresas, el modelo tuvo gran popularidad.
En suma, Porter acuñó un modelo teórico que definió las actividades que debe desarrollar una empresa para maximizar la creación de valor añadido al cliente final, esta operación debe minimizar los costes. Este nombre fue dado por Porter debido a que consideró cada actividad como un eslabón de una cadena, en la cual paso a paso se va añadiendo valor al producto.
Porter tuvo una inclinación y gusto por la escritura. El siguiente libro fue La Ventaja Competitiva de las Naciones (1990), en este libro realizó un análisis comparativo y detallado sobre las variables competitivas de diversos países y las regiones. Demostró que la competitividad estaba relacionada con la abundancia y la calidad de los factores de producción, así como de las condiciones de la demanda y de la estrategia, la estructura y la rivalidad de las empresas, esta hipótesis fue conocida como el “diamante de Porter»
Por sus aportes recibió varios galardones, invitaciones a instituciones académicas y para dictar conferencias en varios lugares. Sus conceptos han tenido un alcance mundial y le han ganado el reconocimiento del padre de la estrategia competitiva. Aunque, ha sido víctima de varias críticas, es innegable que sus aportes han servido como pilares para el desarrollo del análisis organizacional. Las obras más importantes son: How competitive forces shape strategy (1979), Competitive Strategy (1980), Competitive Advantage (1985), From Competitive Advantage to Corporate Strategy (1987), What is Strategy (1996), entre otras.
Como mencionamos anteriormente fue un economista muy entregado y apasionado por la escritura, por ello, su producción posee más de 18 libros y alrededor de 125 artículos sobre estrategia corporativa y competitividad. Ejerció como profesor en la Escuela de Negocios de Harvard y directo del Instituto para la Estrategia y Competitividad.
Sus enseñanzas inspiran muchos cursos sobre estrategia y competitividad en escuelas de administración y negocios en todo el mundo. Durante sus cátedras y conferencias defendió la idea de la importancia de que las empresas para prosperar deben primero superar a sus contrincantes. Para conseguir esto los gerentes no solo deben invertir tiempo y dinero para hacerse a productos de última tecnología, sino que además de apostar por iniciativas que le den un valor añadido al cliente.
The Economist, semanario británico afirmó que Porter ha ayudado con sus teorías a desarrollar el capitalismo global. Sin olvidar sus estudios más actuales sobre responsabilidad social, valor compartido, desarrollo económico en áreas rurales o estrategias digitales, muy provechosas para el mundo del mercado virtual. En el año 2000 recibió la distinción de University Professor, máximo reconocimiento dado a los profesores por su labor académica y profesional. Ha sido asesor de directivos de empresas internacionales como: Nestlé, DuPont, Procter & Gamble, o Sysco. Fue asesor del Gobierno norteamericano y del Congreso.
Este famoso ingeniero e investigador norteamericano explica que sus ideas sobre estrategia corporativa tienen total vigencia, asegurando que los pilares competitivos de la industria son imperecederos y perdurables en el tiempo. Obviamente no olvida que existen nuevas variables y el mercado global se mueva a mayor velocidad. La importancia de sus teorías, en especial, de su modelo estratégico de las Cinco Fuerzas, es la total aplicabilidad a la industria de hoy.
Stiglitz nació en Indiana. De 1960 a 1963, estudió en el Amherst College, donde fue miembro activo del equipo de debate estudiantil y llegó a presidir la organización de representación estudiantil. En el cuarto año de pregrado se trasladó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) donde realizaría sus trabajos de postgrado. De 1965 a 1966 estudio en la Universidad de Chicago donde llevó a cabo investigaciones bajo la dirección de Hirofumi Uzawa. De 1966 a 1967 estudió para su PhD en el MIT; durante esta época fue asistente de docencia en el MIT. El modelo de estudio y la visión de la economía en el MIT -modelos simples y concretos, dirigidos a responder cuestiones importantes y relevantes- encajaba perfectamente con la personalidad de Stiglitz. De 1969 a 1970, fue investigador Fulbright en la Universidad de Cambridge. En años siguientes impartió clases en la Universidad de Yale, Universidad de Duke, Universidad de Stanford, Universidad de Oxford y Universidad de Princeton. Stiglitz es actualmente Profesor en la Universidad de Columbia.
Además de sus influyentes y numerosas contribuciones a la microeconomía, Stiglitz participó en numerosos puestos de carácter político. Desempeñó labores en la administración del presidente Clinton como presidente del Consejo de Consejeros Económicos (1995-1997). En el Banco Mundial, donde estuvo como primer vicepresidente y economista jefe (1997 - 2000), hasta que el Secretario del Tesoro de los EE.UU. (Lawrence Summers) lo forzara a renunciar, en un momento en que habían comenzado protestas sin precedentes contra las organizaciones económicas internacionales, siendo la más prominente la realizada en Seattle con motivo de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en 1999. Asimismo, ha sido uno de los autores principales en el Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC). Es miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales.
Fue laureado con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel en el año 2001, por sus análisis de mercados e información asimétrica.
Ha participado en el "I Foro 15M", celebrado en Madrid el 25 de julio de 2011, mostrando así su apoyo al movimiento que reivindica cambios democráticos en España.
que soporta una economía, mayor será el castigo que deba afrontar el trabajador que haya sido descubierto incumpliendo sus obligaciones.
Joseph Stiglitz y el comercio internacional
Respecto al comercio internacional, Joseph Stiglitz ha abogado porque los países más desarrollados eliminen barreras al comercio hacia los países en desarrollo. En este sentido, Europa y América del Norte tendrían que poner fin a los aranceles y a las cuotas a la importación de las naciones en vías de desarrollo.
En línea con lo establecido por el economista británico John Maynard Keynes, Joseph Stiglitz también defiende una estrecha vigilancia de los déficits comerciales. Joseph Stiglitz, en contra de las visiones más tradicionales del comercio, no da validez al principio de la ventaja comparativa. Esto significa que los países eminentemente exportadores están perjudicando a los países importadores. Por ello, los países con superávit comercial se benefician a costa del empobrecimiento de los estados con déficit comercial.
Es aquella persona que asume la responsabilidad de captar la financiación necesaria para un proyecto o empresa, gestionando, supervisando y liderando todo el proceso. Es el que tiene el rol de locomotora en la gestión financiera de un proyecto.
¿Explique Ud. las 5 fuerzas de Michael Porter?
1. Poder de negociación de los clientes
Porter considera que cuanto más se organicen los consumidores, más exigencias y condiciones impondrán en la relación de precios, calidad o servicios, por tanto, la empresa contará con menos margen y el mercado será entonces menos atractivo. Además, el cliente tiene la potestad de elegir cualquier otro servicio o producto de la competencia. Esta situación se hace más visible si existen varios proveedores potenciales.
Ante esta amenaza se puede recurrir a diversas estrategias como:
Aumentar la inversión en marketing y publicidad
Mejorar los canales de venta
Incrementar la calidad del producto y/o servicio o reducir su precio
Proporcionar un nuevo valor añadido
2. Poder de negociación de los proveedores
Cuando los proveedores cuentan con mucha organización dentro de su sector, recursos relevantes y condiciones sobre precios y tamaños de los pedidos, es cuando hacen un mercado más atractivo. Aquí medimos lo fácil que es para nuestros proveedores variar precios, plazos de entrega, formas de pago o incluso cambiar el estándar de calidad. Cuanta menor base de proveedores, menor poder de negociación tendremos.
Algunas de las estrategias a seguir para no depender de un solo proveedor o encontrar mejores opciones son:
Aumentar nuestra cartera de proveedores
Establecer alianzas a largo plazo con ellos
Pasar a fabricar nuestra propia materia prima
3. Amenaza de nuevos competidores entrantes
Si las barreras de entrada a una industria no son muy accesibles, entonces, no es atractiva. La amenaza está en que pueden llegar otras empresas con los mismos productos y nuevos recursos que se adueñen de esa parte del mercado.
En este sentido, las barreras más importantes para preservar nuestra cuota de mercado son:
Economía de escalas: las grandes compañías logran niveles de producción mucho mayor que las más pequeños y esto trae como consecuencia una reducción en los costes.
Diferenciación del producto
Inversiones de capital
Acceso a los canales de distribución para que el cliente puede consumir el producto final.
Barreras legales como todo tipo de normativas marcadas de carácter obligatorio que varían en cada país.
Proporcionar nuevos servicios/características como valor añadido a nuestro cliente
4. Amenaza de nuevos productos sustitutivos
Un mercado o segmento no será atractivo si hay productos sustitutos o cuando son más avanzados tecnológicamente o presentan precios más bajos. Estos productos y/o servicios suponen una amenaza porque suelen establecer un límite al precio que se puede cobrar por un producto. Debemos estar siempre atentos a las novedades de nuestro sector y a la influencia que dichas novedades pueden tener sobre nuestra organización.
Para combatirlo proponemos algunas estrategias:
Mejorar los canales de venta
Aumentar la inversión del marketing
Incrementar la calidad del producto o reducir su coste
Diversificar la producción hacia posibles productos sustitutos
5.- Rivalidad entre los competidores
Este factor es el resultado de los cuatro anteriores y es el que proporciona a la organización la información necesaria para el establecimiento de sus estrategias de posicionamiento en el mercado. Cada competidor establece las estrategias con las que destacar sobre los demás. De tal modo, que una fuerte rivalidad se traduce en muchas estrategias. La rivalidad aumenta si los competidores son muchos, están muy bien posicionados o tienen costes fijos, entre otros factores. En estos casos, se trataría de mercados poco atractivos.
Ante la rivalidad entre competidores es conveniente:
Aumentar la inversión del marketing
Incrementar la calidad del producto
Rebajar nuestros costes fijos
Asociarse con otras organizaciones
Proporcionar un valor añadido a nuestros clientes
¿Diga Ud. quienes son los emprendedores financieros más importantes del Planeta y por qué?
El gigante del comercio electrónico pasó por muchos años muy complicados en sus inicios. Al poco tiempo de su creación, entró en bolsa anunciando a los inversores que no pensaba dar beneficios durante 4 o 5 años. Sin embargo, pese al estallido de la burbuja de las puntocom a finales de los noventa, Amazon fue una de las empresas que sobrevivió. Gran parte de ello se debe a la visión de Jeff Bezos, que fue capaz de convencer a los accionistas de ser pacientes y que el tiempo les daría la razón. Hoy no hay nadie que dude del éxito de su compañía
¿Cuántas generaciones de niños habrán crecido maravillados por los dibujos animados y películas de animación de Walt Disney? Detrás de la magia en las pantallas y en los parques de atracciones estaba la perseverancia de un hombre que no olvidó nunca la suerte que había tenido, ya que estuvo a punto de quebrar cuando se le ocurrió crear el ratón Mickey. Es un ejemplo de personas que supieron arriesgar y apostar por sus sueños.
Durante muchos años ha sido el hombre más rico del planeta, gracias al casi monopolio de su sistema operativo Windows sobre el mercado de los ordenadores personales. Desde hace unos años se ha apartado de la gestión de Microsoft, y quizás eso tenga que ver con que la compañía que fundó haya perdido terreno frente al auge de Apple o Google. Últimamente, nos ha mostrado su faceta más humana, creando con su mujer una fundación que lucha contra el Sida y la pobreza en África
¿Qué más se puede decir sobre Steve Jobs? Fue una de las grandes mentes empresariales de todos los tiempos. Admirado por muchos por su gran capacidad innovadora, a la vez que conocido por no ser una persona fácil en el trato. Su vida parece el guión de una película con éxitos (Apple primera versión), fracasos (cuando fue apartado de la compañía que había creado, la cual perdió protagonismo), y de nuevo éxitos (desde su participación en proyectos como Pixar hasta llevar Apple de nuevo hasta lo más alto gracias al iPod, el iPhone y el iPad). Una gran pena que se haya ido tan pronto
Harriet Hardy nació en 1807 en Walworth, al sur de Londres. Sus padres fueron Harriet y Thomas Hardy, cirujano. Harriet fue educada en casa y expresó un temprano interés en escribir poesía.1
Harriet Taylor Mill se educó en una casa devota del unitarismo; se casó con John Taylor en 1826, a los 19 años con el que tuvo dos hijos y una hija: Herbert, Algernon y Helen (quien posteriormente fue una reconocida feminista).
En 1831 conoció a John Stuart Mill. El encuentro fue planeado por el líder la congregación unitarista de Harriet, el teólogo William Johnson Fox, quien animaba una tertulia liberal y feminista en su casa. John Taylor invitó a Mill a cenar debido al interés mutuo de su esposa en los derechos de las mujeres. Taylor ya no solo escribía poesía, sino que estaba interesada en la reforma social, y había escrito una larga Vida de William Caxton (que es más una historia completa de la palabra impresa y escrita) para la Sociedad para la Difusión del Conocimiento Útil. En el momento en que conoció a Mill, ella estaba escribiendo o comenzó a escribir una serie de artículos inéditos sobre los derechos de las mujeres, la ética, la tolerancia y el matrimonio.
Ella, casada, y él, mantuvieron una relación de afecto mutuo bastante mal vista dentro de la moral victoriana y que John Taylor no toleró, pese a lo cual siempre mantuvo relación epistolar con su distanciada mujer. En 1833, Harriet estableció su residencia en una casa ajena a la de John Taylor. En 1849, John falleció de cáncer y Harriet se casó en 1852 con el filósofo del utilitarismo John Stuart Mill, en quien ejerció una influencia perdurable y declarada por el mismo filósofo, en particular en sus ideas feministas.
Obra
Harriet Taylor escribió varios ensayos, pero pocos llegaron a publicarse en vida porque muchos de ellos no estaban destinados a publicarse. Por ejemplo, su Ensayo sobre el matrimonio (1834) solo estaba dirigido a Mill.
Preside su obra el deseo de establecer la igualdad definitiva entre hombre y mujer en educación, matrimonio y ante la ley. Es evidente que sus ideas influyeron fuertemente en el feminismo de John Stuart Mill, algo que él mismo declaró principalmente en su The Subjection of Women, pero las ideas de Harriet son más radicales que las de su segundo marido e incluso llegó a aproximarse al socialismo. Gran parte de sus trabajos consistieron, fundamentalmente, en leer, comentar y criticar las obras de John Stuart Mill. Por eso la posible interdiscursividad (coinfluencia y coautoría) entre las obras de ambos ha causado cierto escepticismo y controversia principalmente entre los seguidores de Stuart Mill.
Las obras más reconocidas de Harriet Taylor son:
Los principios de economía política
En libertad
La emancipación de las mujeres
Algunos de sus escritos fueron poemas, comentarios de libros o ensayos; once de estos últimos fueron publicados en la revista Monthy Repository ("Repositorio Mensual") en 1830, cuando el ya citado W. J. Fox era editor y existía aún poco contenido de tema filosófico. En una bibliografía compilada por John Stuart Mill, escribe que algunos artículos de periódicos fueron escritos por ambos.
El trabajo principal de Harriet, "The Enfranchisement of Women" se publicó en la Westminster Review en 1851, aunque firmado por John Stuart Mill. En él promueve que las mujeres accedan a los mismos trabajos que los hombres, y que mujeres y hombres no vivan "en esferas separadas". Multiplicó además las cartas al director en que protesta contra las desigualdades de género o las brutalidades conyugales apenas castigadas por los tribunales.
Muerte
Harriet Taylor sufrió de problemas de salud que afectaban sus sistemas nervioso y respiratorio. Desde 1841 fue perdiendo, paulatinamente, la facultad de usar sus piernas. Falleció de un colapso respiratorio el 3 de noviembre de 1858.
John Stuart Mill (1806 – 1873) fue un filósofo, economista y político escocés defensor del utilitarismo enfocado en la calidad, la libertad, la igualdad de género y la búsqueda de la felicidad para la mayoría de las personas.
John Stuart Mill nació en Londres el 20 de mayo de 1806. Su padre fue el economista y filósofo James Mill quien sometió a su hijo a un riguroso y exigente método de estudio que incluía la lectura de clásicos de la economía, política, filosofía y derecho a muy temprana edad. Mill hijo no tenía tiempo libre y su padre le obligaba a dar cuenta de sus avances sin darle respiro para que jugara con otros niños ni para el descanso o vacaciones.
A los 14 años, Mill parte a estudiar a Francia filosofía, economía y derecho y empieza a crear obras originales. A los 20 años sufre una crisis depresiva probablemente resultado de la exigencia desmedida a la que le habían sometido. Tras varios años consigue recuperarse abriéndose a otras fuentes intelectuales más alejadas de las ideas que le enseñara su padre. En particular se interesa por las ideas del positivismo de Comte, el socialismo y el romanticismo.
En 1830 conoció a Herriet Taylor, filósofa y feminista con quien se casó 21 años después, cuando ella enviudó. De acuerdo al mismo Mill, Taylor fue una importante fuente de inspiración intelectual.
John Stuart Mill trabajó en la oficina de inspección de las Indias Orientales hasta la disolución de la compañía en 1858. Desde 1865 y durante tres años fue miembro del Parlamento Británico por el partido liberal. Allí defendió con ahínco medidas a favor de las clases menos privilegiadas, la igualdad de derechos de la mujer y propuso reformas al sistema electoral, entre otros aportes.
Mill muere en Francia el 8 de mayo de 1873.
Principales ideas de John Stuart Mill
La contribución de Stuart Mill abarca varias áreas de la economía, filosofía y derecho. Acá revisaremos de manera simplificada sus principales ideas:
Positivismo y empirismo: El conocimiento se deriva de la experiencia por lo que necesariamente es limitado (no podemos observar todo, solo una parte y sacar conclusiones).
Libertad y principio del daño: Todos los individuos deben ser libres de tomar las acciones que consideren pertinentes siempre y cuando no impongan daño sobre otros.
Libertad de expresión: La libertad de expresar y discutir ideas es una condición necesaria para el progreso social. Aunque las ideas de otros no nos gusten, el debate ayuda a las personas a reconocer los fallos de sus ideas, abrirse a otros puntos de vista y a reforzar el adecuado razonamiento.
Democracia con respeto de las minorías: Las sociedades deben crear mecanismos para limitar el poder de los gobernantes que solo buscan su propio beneficio. Asimismo, se debe proteger a las minorías de la tiranía de la mayoría, en donde se imponen ideas solo por el número, pero sin respeto a grupos minoritarios.
No a la esclavitud: Renegó de las ideas que supuestamente justificaban la esclavitud (por asumir una inferioridad genética e intelectual).
Feminismo: El sometimiento de la mujer constituye un modelo social obsoleto basado en prejuicios y que afecta gravemente el progreso social.
Propiedad pública de los recursos naturales: El progreso económico no debe ser a costa de la sobrexplotación y posible extinción de los recursos naturales.
Utilitarismo: Se trata del principio de actuar con el fin de conseguir la mayor felicidad para el mayor número de personas posible (dentro de algunos limites como el respeto a minorías). Mill distinguió su concepto de utilidad basándose en la calidad del sentimiento de satisfacción (intelectual y moral es superior al físico) en vez de la cantidad como habían propuesto autores anteriores (como Jeremy Bentham por ejemplo).
(Auguste Comte; Montpellier, 1798 - París, 1857) Pensador francés, fundador del positivismo y de la sociología. Con la publicación de su Curso de filosofía positiva (1830-1842), Augusto Comte apadrinó un nuevo movimiento cultural del que sería considerado iniciador y máximo representante: el positivismo. Tal corriente dominaría buena parte del siglo XIX, en polémica y algunas veces en compromiso con la tendencia filosófica antagonista, el idealismo.
Augusto Comte
Como todos los grandes movimientos espirituales, el positivismo no se deja fácilmente encasillar en las etiquetas de una definición estricta y precisa. En sentido muy lato, puede decirse que es una revalorización del espíritu naturalista y científico contra las tendencias declarada y abiertamente metafísicas y religiosas del idealismo.
Biografía
Rompiendo con la tradición católica y monárquica de su familia, Augusto Comte se orientó durante la época de la Restauración hacia el agnosticismo y las ideas revolucionarias. Después de una primera juventud cerrada y rebelde, ingresó en 1814 en la Escuela Politécnica de París, donde, en contacto con las ciencias exactas y la ingeniería, se sintió atraído fuertemente, junto con muchos compañeros de escuela, hacia aquella especie de "revolución de los técnicos" que iba predicando el Conde de Saint-Simon.
Disuelta la Escuela Politécnica por el gobierno reaccionario de 1816, Comte, contra la opinión de sus padres, permaneció en París para completar sus estudios de forma autodidacta, ganándose el sustento con clases particulares de matemáticas, que durante casi todo el resto de su vida fueron su fuente principal de ingresos. Desde 1817 se vinculó a Saint-Simon, para el cual trabajó de secretario hasta su ruptura en 1824. Ese año un trabajo de Comte (Plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad) fue reprobado por su maestro.
El motivo de la discordia era mucho más profundo: Saint-Simon y Comte habían compartido durante largo tiempo el concepto de una reorganización de la sociedad humana a través de la dirección de las ciencias positivas, y formaron conjuntamente el plan de renovar por completo la cultura para elevarla al nivel de tales ciencias; pero Saint-Simon quería pasar de los planes científicos a la organización práctica de aquel "sacerdocio" que habría de dirigir la nueva sociedad, en tanto que Comte no consideraba todavía completos los desarrollos teóricos.
La publicación por su cuenta de aquella obra le granjeó la amistad y aprecio de numerosos historiadores, políticos y científicos (François Guizot, Alexander von Humboldt, el duque Albert de Broglie), sintiéndose Comte estimulado para emprender su gran obra, aquella enciclopedia de las ciencias positivas que sería luego el Curso de filosofía positiva (1830-1842). Mientras tanto, sin la aprobación de sus padres, se había unido en matrimonio civil con una joven y cultísima dama de París, mujer de eminentes cualidades intelectuales, enérgica y devota de su marido, pero quizá no tan tierna y sumisa como él hubiera deseado. Precisamente por aquel tiempo (1826-1827) sufrió Comte su primer acceso de locura; los padres hubiesen querido recluirlo, pero su esposa supo retenerlo junto a sí con gran energía y curarlo.
Ya repuesto, Comte concentró sus energías en el Curso de filosofía positiva (1830-1842). Habiendo apreciado, bajo la influencia de Saint-Simon, la urgencia del problema social, Comte consagró su esfuerzo a concebir un modo de resolverlo, cerrando la crisis abierta por la Revolución Francesa y sus consecuencias. Halló la respuesta en la ciencia, hacia la que estableció un verdadero culto: el conocimiento objetivo que proporciona la ciencia debía aplicarse a la ordenación de los asuntos políticos, económicos y sociales, superando las ideologías apoyadas en la imaginación, los intereses o los sentimientos.
Augusto Comte (detalle de un
retrato de Louis Jules Etex)
Contra la libertad de pensamiento, origen de la anarquía moral que atribuía a la Revolución, no oponía el dogma religioso o los principios de la tradición, sino la «ciencia positiva» que, al atenerse a los hechos tal como son, proporcionaba según Comte el único punto de apoyo sobre el que se podría edificar un futuro de «orden y progreso». Contrario al individualismo y a la democracia, confiaba en un mundo regido por el saber, en el que productores y banqueros ejercerían una especie de dictadura. Tales ideas, fundamento del pensamiento positivista, tendrían un gran éxito en los países occidentales desde mediados del siglo XIX, proporcionando un credo laico para el mundo del capitalismo liberal y de la industria triunfante.
Sin embargo, Comte vivió una vida desgraciada: el exceso de trabajo agravó sus trastornos psicológicos, y acabaría provocando un intento de suicidio y el abandono de su mujer. Su rebeldía y su intransigencia, por otra parte, le impidieron insertarse en el mundo académico. Al tiempo que redactaba el Curso de filosofía positiva, Augusto Comte fundó con antiguos compañeros de la Escuela Politécnica la Asociación Politécnica, destinada a la difusión de las ideas positivistas, y, a pesar de la enorme fama conseguida, no logró nunca una sólida posición oficial; llegó a enseñar en la Escuela Politécnica desde 1832, pero no pudo obtener cátedra en ella, y fue expulsado en 1844.
Esta vida agitada, la constante concentración mental, el empeoramiento de las relaciones con su esposa, que terminaron con la separación (1842), y finalmente un nuevo amor senil y compartido sólo a medias por Clotilde Devaux, originaron hacia 1845 una nueva crisis mental, cuyos efectos se advierten en sus últimas obras, el Sistema de política positiva (1851-1854) y el Catecismo Positivista (1852). Esta última, en la que expuso el evangelio de la nueva religión positivista de la humanidad, ofrece matices desconcertantes en muchos aspectos y en su lenguaje.
Para fomentar el nuevo espíritu positivista había fundado también, en 1845, una especie de cenáculo en el que se reunían amigos y discípulos, pero este heraldo de la filosofía científica contemporánea había perdido por entonces todo contacto con la ciencia viva de su tiempo, concentrado sólo en sus meditaciones subjetivas. Sólo la ayuda económica de algunos admiradores (como Émile Littré o John Stuart Mill) lo salvó de la miseria. Con todo, lo mejor de su pensamiento, reflejado en el célebre Curso de filosofía positiva (1830-1842), estaba destinado a ejercer una gran influencia sobre las más diversas ramas del conocimiento (filosofía, medicina, historia, sociología) y sobre corrientes políticas diversas (incluyendo el pensamiento reaccionario de Charles Maurras).
El positivismo
Augusto Comte tomó el término positivismo del que había sido su maestro, Saint-Simon, responsable de su acuñación a partir de la expresión “ciencia positiva”, aparecida en el siglo XVIII. En la historia de la filosofía, se designa con esta palabra la corriente de pensamiento iniciada por Comte; surgida en Francia en la primera mitad del siglo XIX, pronto se desarrollaría en todos los países occidentales durante el resto de la centuria.
Aunque se entiende el positivismo como filosofía contrapuesta al idealismo y, en particular, a la figura de Hegel (1770-1831), positivismo e idealismo hegeliano tienen puntos en común. Ambas corrientes parten de Kant (1724-1804), aunque desarrollan aspectos distintos: el idealismo, la idea kantiana de la actividad creadora de la conciencia; el positivismo, la necesidad de partir de datos y la negación de que el conocimiento metafísico pueda superar al científico. Como Kant, Comte cree inalcanzable el objeto de la metafísica porque el saber humano no puede ir más allá de la experiencia, y, al igual que Hegel, aborda la concepción de la historia universal como un proceso unitario, evolutivo y enriquecedor.
A pesar de la constatación de tales puntos de acuerdo, en la configuración de la filosofía del positivismo influyeron también otras corrientes varias, alejadas del idealismo: el empirismo inglés representado por John Locke (1632-1704) y David Hume (1711-1776), el materialismo (como negación de las substancias espirituales y reconocimiento únicamente de la existencia de substancias corpóreas) y el escepticismo del siglo XVIII francés.
La filosofía positivista
Inducido por el propósito de mostrar que la tendencia que sigue la filosofía es la de acabar siendo absorbida por la ciencia, Augusto Comte enfocó su estudio hacia el conocimiento de los hechos y de la sociedad, prescindiendo de cualquier tipo de anteposición de doctrina filosófica alguna. Así pues, convencido de que el objeto de la ciencia eran indudablemente el progreso y la paz, la metafísica tradicional (a la que tildó de especulativa por recrearse en polémicas insolubles) fue el blanco de sus críticas, si bien no como defensa de una postura filosófica o tesis elaborada, sino como una conclusión ineludible: el final de la metafísica era el resultado natural de la madurez que iba alcanzando la humanidad en su proceso evolutivo.
El positivismo de Comte es un discurso complejo que comprende al menos una teoría sobre el conocimiento, una interpretación sobre el sentido de la historia y una posición política ante la sociedad. En cuanto a lo primero, el positivismo afirma que, en sentido estricto, el conocimiento lo es sólo de datos verificables o “hechos” (esto es, de fenómenos cuya regularidad puede ser contrastada al modo de, por ejemplo, una ley física o química) y que todo conocimiento, además de cierto (indudable, exacto) y sistemático, ha de ser útil, es decir, ha de traducirse no en teorías, sino en un aumento de la capacidad de control e intervención tecnológica sobre los fenómenos.
Lo que caracteriza el advenimiento de una ciencia es el paso de una explicación teológica (las causas de los fenómenos son atribuidas a divinidades), o bien metafísica (las causas de los fenómenos son abstracciones personificadas), a una explicación positiva. Un saber positivo es un saber que instituye unas relaciones entre los hechos y renuncia a la explicación absoluta; no busca las esencias ni las causas de las cosas sino las leyes que las gobiernan. La ciencia positiva aspira a saber únicamente aquello que es posible saber; es una actitud de pensamiento que sustituye la pregunta "¿por qué?" por la pregunta "¿cómo?".
Augusto Comte
En cuanto a la historia, Augusto Comte considera que la humanidad progresa hacia el bienestar y la felicidad generales, poniendo el desarrollo científico y tecnológico como motor y meta de ese proceso. Es la llamada ley de los tres estados, según la cual la humanidad había ya pasado por dos etapas, denominadas por el propio Comte “teológica” y “metafísica”.
En la etapa teológica, los fenómenos naturales se explicaban por causas extrínsecas a la naturaleza e intervenciones sobrenaturales (por ejemplo, dioses o seres mitológicos); en la etapa metafísica, las fuerzas sobrenaturales fueron sustituidas en la explicación por esencias, causas o fuerzas inmanentes a la naturaleza pero ocultas, que sólo podían ser confiadas al pensamiento abstracto (por ejemplo, el concepto de gravedad en física). La época contemporánea corresponde, a su entender, a una tercera etapa: la “científica” o “positiva”. En el estado “positivo” acabarán por borrarse los vestigios de las etapas anteriores, y el pensamiento abstracto y deductivista será sustituido por la comprobación experimental.
Por esa misma razón, la filosofía se convertirá en “positiva”, y su característica será que reconocerá que el verdadero saber humano se halla en las ciencias (una matemática, física, química o biología desarrolladas ya de manera autónoma); tal filosofía, ajena a cualquier intento de definir esencias, se dirigirá, en cambio, al establecimiento de los hechos y de las leyes que los regulan. En sus últimos años, sin embargo, Comte estableció una síntesis subjetiva de sus planteamientos anteriores resumida en el concepto de “religión de la humanidad”, duramente criticada por su discípulo Émile Littré por considerarla una vuelta al espíritu teológico.
Por último, el positivismo de Comte entiende los problemas sociales como desórdenes orgánicos del sistema y propone como solución reformas (ejecutadas por el poder y a la fuerza, si es necesario) que integren funcionalmente a todos los miembros de la sociedad, a la humanidad entera. Comte considera que el progreso social es paralelo al desarrollo de las ciencias positivas, advirtiendo en las ciencias una relación inversamente proporcional entre el grado de complejidad y el ámbito de aplicación. Así, la primera ciencia serían las matemáticas, aplicables a todos los campos, pero de complejidad reducida. Después vendrían la física, la química, etc., hasta llegar a la ciencia más compleja de todas y cuyo único ámbito de aplicación sería la sociedad humana: la sociología. El objetivo último de la sociología sería controlar el sistema social estableciendo de manera positiva y útil relaciones entre sus diversos fenómenos.
La sociología
Por las ideas contenidas en el párrafo anterior se considera a Augusto Comte el fundador de la sociología. Para Comte, la creación de una sociología independiente está dirigida por la ley de la evolución del espíritu humano. Al emprender la famosa clasificación de las ciencias, Comte enumera seis de ellas, que clasifica por orden creciente de complejidad, de las más generales a las más particulares: las matemáticas, la astronomía, la física, la química, la biología y la sociología.
Pero esta última todavía ha de ser creada. De ahí el tema constante del pensamiento de Augusto Comte: el progreso científico no es nada si no culmina en una ciencia social, y la ciencia social no puede establecerse si las ciencias que la preceden en la clasificación no han sido lo suficientemente desarrolladas. Comte imaginaba esta sociología aún no constituida (por la enorme dificultad que entraña explicar la complejidad del comportamiento social) como una "física de las costumbres" o "física social" que descubriría las leyes de las asociaciones humanas y permitiría formular una reforma práctica de la sociedad, regulando su destino ético y político.
Comte entiende la sociología como ciencia de los hechos humanos, y, a tenor de lo ya expuesto, es evidente que los hechos humanos se inscriben en la historia. Estudiarlos desde el punto de vista de su evolución es estudiar la dinámica social. Esta rama de la sociología encierra la ley del progreso de la humanidad, es decir, la ley de los tres estados que constituye la filosofía de la historia de Comte, en la cual el estado político está condicionado por el estado intelectual y por las creencias de una época.
Debe subrayarse sin embargo que, para Comte, la evolución de la humanidad no es discontinua: el paso de un estado a otro es anunciado por signos precursores, y siempre subsisten, en cada estado, vestigios del estado precedente. Así, el desorden de las mentes que culminó en la Revolución Francesa se había venido preparando desde que, en el siglo XIV, se inició la decadencia del poder espiritual. Una época orgánica se extingue mientras otra se prepara.
Pero el progreso desemboca en el orden: toda evolución termina en un estado de equilibrio cuyo estudio es objeto de la estática social (a la que está dedicado el Sistema de política positiva, mientras que el Curso de filosofía positiva tiene por objeto la dinámica social). ¿Cuál es el fundamento del equilibrio de una sociedad positiva? No la providencia (idea teológica), sino el descubrimiento positivo de que todo individuo sólo es lo que es por referencia a una vasta totalidad, la humanidad. A partir de este tema, Augusto Comte construyó una teoría del Estado fundada en la religión de la humanidad, una religión en la que los sumos sacerdotes tendrían que ser los sabios y los filósofos; tal religión, en la formulación de Comte, contenía además una serie de elementos cuanto menos pintorescos, y fue rechazada por muchos positivistas.
Su influencia
El positivismo se extendió por toda Europa en vida de Comte y después de su fallecimiento. Hay que destacar el desarrollo profuso del positivismo en Inglaterra, donde su máximo representante fue John Stuart Mill (1806-1873). Al cultivar la “filosofía positiva”, Mill adoptó una orientación psicológica, tanto en la investigación emprendida como en el método empleado, en directa conexión con el empirismo inglés clásico. Autor de obras de moral, en las que unió el positivismo con el utilitarismo inglés, consagró gran parte de su trabajo a la epistemología científica y otra gran parte a la lógica.
Más especulativo, pero entusiasta del progreso como Comte, fue el positivismo de Herbert Spencer (1820-1903), convencido defensor de la aplicación del evolucionismo de Charles Darwin a la vida social. Frente al positivismo comtiano, el positivismo inglés se convirtió con Spencer en la expresión ideológica paradigmática de una clase social, la burguesía, y, como tal, en una doctrina individualista, liberal y enemiga radical del socialismo.